domingo, septiembre 22, 2013

Religión



RELIGIÓN

Religión, religión, religión,
religarse a ese Dios amoroso
donde encuentra perfecto reposo
nuestro corazón.

Universo, universo, universo,
que en verdad significa lo mismo
y que anula el fugaz catecismo
que no entiende del verso diverso.

Y, en la Eternidad,
el hogar verdadero nos toma,
y su nombre en las almas asoma:
¡Libertad, Libertad, Libertad!

Jesús María Bustelo Acevedo

lunes, septiembre 16, 2013

La Pasarela




LA PASARELA

Aquí empieza la gala del amor,
los lindos corazones muy coquetos
van desfilando por el Arco Iris
que pasarela mágica se ha vuelto.

Hay uno pequeñito y muy torpón
que cada dos por tres está en el suelo,
pero otro muy gordito y generoso
se apresura a animarlo y socorrerlo.

También está la abuela corazona
que se para a escribir hermosos versos,
y su nieta le dice: "Date prisa,
abuelita, que se nos va el abuelo".

Otros dos corazones, pegaditos,
se alejan, apartándose del resto;
tanto tiempo se pasan los dos juntos
que los demás les llaman "los gemelos".

Hay otro corazón muy chiquitito
que se sube a unos zancos gigantescos,
y a todos les resulta muy gracioso
que piense que los otros son pequeños.

Hay unos corazones invisibles
a los que también llaman "los hambrientos";
algunos que los vieron aseguran
que no son invisibles sino negros.

Y marcha un corazón tan diminuto
que a veces se le pisa sin quererlo;
se imagina que viene un huracán
si se levanta una mijita el viento.

Están los corazones con corbatas
que avanzan siempre con semblante serio;
a menudo otros muchos se confunden
y les preguntan: "¿Dónde es el entierro?".

También hay corazones con dos alas
que más que caminar alzan el vuelo;
y muchos que no vuelan se imaginan
que son extraterrestres o extranjeros.

En fin, se acaba aquí la pasarela
donde los corazones son modelos;
modelos, aunque algunos desfilando
no nos vayan dejando un buen ejemplo.

Bueno, amigas y amigos, ya termino,
esperando agradarles con mis versos,
¡Dios les bendiga y deje que desfilen
en esta pasarela mucho tiempo!

Jesús María Bustelo Acevedo