CUANDO EL 4 SE DISFRAZA DE 7
Cuando el cuatro se viste de siete
y se lanza al festín mundanal,
el cerebro pueril se entromete
protegiendo su absurdo ideal.
Porque sabe, y acepta, y comprende
que no todo es cual se nos presenta
en un mundo partido que pende
de la frente febril y la afrenta.
Y se viste de santa quietud,
y la santa quietud nos seduce,
mas al fondo de sí la virtud
de la vida perenne se luce.
Y aunque suene a manida patraña
y a perverso y fugaz postureo,
aquel que se engaña
y engaña al deseo,
en la luz verdadera me baña
si en la luz verdadera lo veo.
Jesús María Bustelo Acevedo
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