domingo, abril 26, 2015

Limitaciones




"Mi Reino no es de este mundo"
 Jesús de Nazaret

El ser humano se habitúa a una realidad limitada, y allá donde no ve límites, lo que ve es su propio miedo; entonces, cuando percibe a alguien que no vive en esa realidad limitada, se le etiqueta de loco, excéntrico, insociable, enfermo o iluso: lógicamente al ver ese supuesto mal en el otro, se garantiza uno seguir viviendo en esa realidad de limitaciones, e incluso hacerlo con una falsa alegría: se siente uno "feliz" de hacer lo que todos hacen, decir lo que todos dicen, pensar como todos piensan, y a esto le llaman "ser sociable" (sin embargo, no sólo no es "ser sociable", sino que esto no es ni siquiera vivir verdaderamente, porque la vida es diversidad, como nos enseña la propia Naturaleza: no hay un iris en los ojos, o una huella de un dedo, igual a otra en todo el mundo). En resumen, una vez nos adaptamos a lo aprendido, culpabilizamos a quien no lo haga, y de esta forma nos garantizamos seguir interpretándonos en ese aprendizaje limitador (esto, en palabras de Jesús, es ver "la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio").

Vivimos con los límites que nos imponemos (otra cosa es que sea cierto que tenga que haber límites para estar en el mundo -y otra cosa también es el concepto de "dónde estamos en verdad", en el mundo o lejos del mundanal ruido-; seguramente tenga que haber límites para compartir y expresar lo que somos en el mundo, en la vida cotidiana, sin embargo esos límites no tienen por qué ser necesariamente los de aquellos que aspiran a vivir como clones y sin aceptación -aunque sean inocentes porque "no saben lo que hacen"-, con fe en una jerarquía y una autoridad que siempre está fuera de sí y nunca en sus corazones y en su libertad).
Vivimos con los límites que nos imponemos, y, sin embargo, no hay límites para la Vida, ni en el tiempo ni en el espacio. La verdad no tiene límites ni fronteras, ¿cómo las puede tener entonces la Vida, si la Vida es de verdad?

Jesus María Bustelo Acevedo

lunes, abril 20, 2015

Lotería genética



Si pensamos que hay un gen que unos tienen y otros no (el gen del genio, por ejemplo), esa misma creencia va a determinar nuestro progreso en cualquier cosa que emprendamos (o nuestra falta de progreso). Además, si reconocemos unos determinados valores, talentos y capacidades (por ejemplo, los de ese genio, que suponemos provienen de dicho gen), entonces es que esos valores, talentos y capacidades no nos son ajenos, pues si no ¿cómo los íbamos a reconocer? ("Sólo un genio puede reconocer a un genio", como alguien dijo -no recuerdo quién-). Y si no nos son ajenas, es que están latentes en nosotros y pueden cultivarse. El gen del genio, por ejemplo, se manifiesta a través del ingenio (in-gen-io), que es la facultad de discurrir, inventar y crear más allá de lo supuestamente establecido por ese gen (si no siempre experimentaríamos lo mismo, como en un eterno retorno)... Otra cosa es que la Genética, como ciencia, estudie lo establecido (aquí vemos la contradicción: si estudias lo establecido, ¿cómo vas a "conocer" lo que no lo está?)... El deseo de establecer un ADN estático y definitivo responde a la idea de limitación que de sí mismo, de la vida y del Universo tiene el ser humano (idea que no es obligatoria tener, aunque lo habitual es que tendamos a tenerla y hasta nos asuste el infinito). La Genética convencional no puede reconocer un ADN dinámico de la misma manera que nuestros sentidos no reconocen el movimiento permanente de todas las cosas en el Universo. 

Jesús María Bustelo Acevedo

domingo, abril 19, 2015

Hemisferios Cerebrales



Poco sabemos del prefecto o procurador de Judea, que si tiene un lugar en los libros de historia, es lógicamente por su relación con Jesús. Una de sus principales funciones fue la de romanizar Judea, pero no tuvo demasiado éxito debido a que el pueblo judío estaba bastante cerrado a sus tradiciones y convencionalismos. Pilatos podría ser un personaje típico en el que predomina el lado izquierdo del cerebro, analítico, lógico, preciso y objetivo (es decir, que acepta plenamente la realidad de la cual es informado a través de sus sentidos sin ponerla en entredicho en lo más mínimo). Esto cuadra con la pregunta que le hace a Jesús: "¿La verdad, qué es la verdad?" Sólo aquel que se considera ajeno a ella podría hacerse a esa pregunta; la verdad no se cuestiona a sí misma, por eso Jesús afirma: "Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida"  (es decir, ni la verdad, ni el camino ni la vida me son ajenos). En Jesús predomina el lado derecho del cerebro (según los estudiosos, el lado imaginativo, metafórico, espacial, intuitivo, indirecto, femenino, infantil, soñador, subjetivo, emocional, etc.) En este ejemplo, nos puede parecer que aquel en el que predomina el hemisferio izquierdo del cerebro es la persona que disfruta de una situación de privilegio o de poder con respecto a aquellos en los que predomina el derecho; sin embargo, en otro ejemplo, como en el de Don Quijote y Sancho, es precisamente en el caballero andante donde predominan algunos de los valores del hemisferio derecho, y en cambio en su escudero Sancho predominan los del izquierdo, al igual que en Poncio Pilatos: Sancho es "la verdad del mundo establecido", y Don Quijote "la verdad de que 'mi Reino no es de este mundo'".

Jesús María Bustelo Acevedo

lunes, abril 13, 2015

¡Aquí hay trabajo!



¡AQUÍ HAY TRABAJO!

Lo que entiendes por trabajo
es tan sólo esclavitud
disfrazada en la virtud
de entretener al de abajo
de la cuna al ataúd.

Trabajo no es un sistema
que oprime a la especie humana
porque alguien le dio la gana
de hacer del mundo un problema
y del príncipe una rana.

Trabajo es el corazón
que tiene por vocación
hacer música tan bien
que se vuelve religión
que nos conduce al Edén.

Jesús María Bustelo Acevedo